Cabe recordar que el alemán, Heinrich Goebel ya había registrado su propia bombilla incandescente en 1855, mucho antes por tanto que Thomas A. Edison. Tiempo después, pero siempre antes que a Edison, el 11 de julio de 1874 se le concedió al ingeniero ruso Alexander Lodiguin la patente nº1619 por una bombilla incandescente. El inventor ruso utilizó un filamento de carbono.
La bombilla es uno de los inventos más utilizados por el hombre desde su creación hasta la fecha. Según un ranking de la revista Life es la segunda más útil de las invenciones del siglo XIX. La comercialización de la bombilla por parte de la compañía de Thomas A. Edison estuvo plagada de disputas de patentes con sus competidores.
Propiedades
La lámpara incandescente es la de más bajo rendimiento luminoso de las lámparas utilizadas: de 12 a 18 lm/W (lúmenes por vatio de potencia) y la que menor vida útil o durabilidad tiene: unas 1000 horas, pero es la más difundida, por su bajo precio y el color cálido de su luz. No ofrece muy buena reproducción de los colores, ya que no emite en la zona del espectro de colores fríos, pero tener un espectro de emisiones continuo logra contener todas las longitudes de onda en la parte que emite del espectro. Su eficiencia es muy baja, ya que solo convierte en trabajo (luz visible) alrededor del 15% de la energía consumida. Otro 25% se transforma en energía calorifica y el 60% restante en radiación no perceptible, luz ultravioleta y luz infrarroja, que acaban convirtiéndose en calor.
Las lámparas incandescentes, al menos en Europa, están siendo retiradas progresivamente del mercado, siendo sustituídas por opciones mas eficientes, como las lámparas fluorescentes compactas y las basadas en tecnología LED.
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