sábado, 12 de marzo de 2011

Inventos de la edad media

Los inventos de la Edad Media - imperioromano.com

Pese al tópico que presenta la época medieval como una «edad oscura» y de atraso científico, desde el siglo XII se vivió en Europa una auténtica revolución tecnológica que dio origen a innovaciones como las armas de fuego o el reloj mecánico.

A partir del año Mil, la vida diaria de los europeos empezó a cambiar gracias a invenciones como el reloj, la pólvora, las gafas o el molino, ejemplos de la habilidad de los artífices medievales. En el siglo XIII, Roger Bacon llegó a definir el «método científico» como un ciclo de cuatro fases: observación, hipótesis, experimentación y verificación. Basándose en este método desarrolló estudios de óptica que le condujeron, entre otras cosas, a diseñar las primeras gafas y a elaborar proyectos de cámaras oscuras, el precedente de la cámara fotográfica.

Bacon sintió una gran admiración por su coetáneo francés Pierre de Maricourt, quien llevó a cabo importantes investigaciones en el campo del magnetismo. Un siglo más tarde, Nicolás de Oresme demostró que que era la Tierra la que se movía y no los astros sobre ella, como hasta entonces se pensaba. En la misma centuria, el francés Jean Burilan interpretó, mediante estudios matemáticos, el movimiento de los proyectiles. Estos ejemplos muestran que, en contra de la visión tradicional de la Edad media como una época de atraso e ignorancia, en los siglos medievales las ciencias nunca se abandonaron. Es cierto que a partir del siglo V, con la caída del Imperio romano y las invasiones germánicas, muchos de los conocimientos del mundo antiguo se perdieron.

Conforme a la nueva mentalidad de las gentes, todo lo desconocido o no comprendido pasó a provocar temor y a asociarse con la magia y la brujería, con lo prohibido, con lo demoníaco. La ciencia fue, así, dejándose de lado. Pero a partir del año Mil todo cambió y, de manera paralela al despliegue económico del continente, renació el interés por el saber y, sobre todo, por la aplicación práctica del conocimiento. Gracias a los contactos con el mundo islámico, se produjo el desarrollo del timón, el papel y la brújula, o los números indoarábigos, que progresivamente sustituyeron a los romanos, facilitando así el avance del cálculo. Lo que realmente define a los hombres de la Edad Media no son los descubrimientos ni los avances en el campo del conocimiento teórico, sino la capacidad de aplicar esos saberes -desarrollados por ellos mismos o transmitidos por otras culturas- a las necesidades prácticas de la sociedad en que vivían.

La respuesta a los nuevos tiempos fue el reloj mecánico europeo, documentado en torno a 1300, que sustituyó el anterior sistema hidráulico por motores que se activaban mediante pesos colgados de cilindros y mediante engranajes, rodillos y palancas. Por otro lado, los usos de los molinos eran variadísimos. Los pólders, por ejemplo, superficies de tierra ganadas al mar en los Países Bajos, surgieron a partir de la construcción de diques y el drenaje del agua mediante bombas activadas por molinos de viento. Paralelamente, el notable desarrollo de la metalurgia durante la Edad media propició numerosas innovaciones tecnológicas además del reloj mecánico: instrumentos musicales, planchas para imprimir papel, máquinas para la confección de tejidos, aperos de labranza, armas de guerra e incluso autómatas.

Desde el siglo X, y gracias al auge del comercio y de las peregrinaciones, surgieron grandes ciudades en los puertos marítimos, en las encrucijadas de caminos y en otros enclaves mercantiles. En ellas se producían drogas y cosméticos, vestidos y zapatos, joyas y objetos de oro y plata. Pero lo novedoso fue la aparición de auténticas industrias de cerámica, vidrio, cuero y, sobre todo, materia textil. Actualmente, casi se ha desterrado aquella imagen lúgubre y tenebrosa de la época medieval. Los historiadores modernos han comprobado también que en ese período la cultura no se abandonó, sino que evolucionó.
Aderlis S. Marquez G.
CRF
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